Cruzar la puerta de un refrigerador de carne y entrar en un restaurante delicioso. ¿Año 2100? Año 2024, en Sala Cero. Es el nuevo local de los de Sala de Despiece, pero con un concepto más elaborado; también más caro.

Si te das un voltio por la calle Ayala, verás una puerta metalizada con aspecto de cámara frigorífica. ¿Qué rayos es esto? Pasas y entras a otro mundo. Te reciben en un espacio aséptico de metal pulido (¿será que estoy secuestrada y la reserva era una trampa?) para que te tomes un aperitivo y dejes atrás las prisas de la ciudad. Después, te llevan a la barra (no hay mesas), donde los camareros terminan los platos frente a ti, bien de soplete, justo antes de servírtelos. Y dentro, el tiempo se congela. No por lo de la nevera, je, je, sino que, en Sala Cero, no hacen turnos: puedes quedarte el tiempo que quieras. 

¿La carta? Un misterio hasta que llegas. Pero como buenas agentes, te dejamos aquí una fotito. Pide las mollejas sí o sí. Aunque no te gusten normalmente, con estas tienes que pedir pan para rebañar.

Podríamos contarte más, pero “el secuestro” no tendría tanta gracia. Así que reenvía a tus amigas para ir a probar antes de que esté a reventar.